27 de abril de 2012

CANCIONES DE CUNA



De vez en cuando nos pasa, no sabes lo que poner en una hoja en blanco, te encuentras sin ganas de estrujarte el coco, pensar en algo que escribir significa un esfuerzo y necesita su tiempo, entonces cuando falta ese tiempo lo más fácil es contar lo cotidiano.    
Exactamente así me encuentro yo en estos momentos.
Que puedo contar, si estoy viviendo una segunda juventud gracias a mi nieto Sebastián. Biberones, pañales y canciones de cuna, ese es mi entretenimiento por ahora.

 
Como tantos abuelos de esta época me toca colaborar en esa tarea maravillosa de ayudar a nuestros hijos con los nietos, y como siempre había oído contar a otros abuelos, lo hago ilusionada reviviendo cada día  aquellos otros que ya quedaron tan lejos. Aunque alguna vez se nos va el “santo al cielo” y creemos que seguimos igual de jóvenes – nos hace ilusión pensar ¡Si todavía valemos para cuidar unas horas del nieto será 
que no somos tan mayores! Eso nos anima, o por lo menos nos ayuda a llevarlo mejor.

 Por supuesto no es lo mismo tenerlo unas horas durante el día, que si lo tuviéramos día y noche, para eso por suerte están los padres que son jóvenes.

 Por cierto, que distinto y fácil se hace hoy, que cómodo con los pañales y toallitas desechables, hasta la ropa esta confeccionada de tal forma que es comodísima de poner y quitar.

  Con las recomendaciones del pediatra, nunca hay dudas de cuando empezar a darle cereales, cuando con la fruta y cual de ellas podemos mezclar entre si para su mejor asimilación.  
Todo ha cambiado tanto, cuando criábamos a nuestros hijos a los tres meses ya estaban tomando papillas de harina y  poco tiempo después comiendo de todo. Era de lo más normal ver a un pequeño con un trozo pan en la mano sin ningún temor a las alergias.

Lo más impresionante es la forma de llevarlos en el coche ¡Que seguridad con esas sillitas que hay ahora! Cuesta un poco aprender asegurarlas al asiento del coche, pero una vez conseguido puedes viajar con toda la tranquilidad del mundo.
De nuevo comparo aquellos años en los que era normal viajar con los niños en brazos, sin cinturón de seguridad, muchas veces tumbados y dormidos en el asiento trasero.
 Recordándolo siento pánico y creo haber sido una madre irresponsable, so lo con suerte de que nunca pasara nada.  

RAFAELA.