1 de noviembre de 2010

Minas de San Serafin. En la foto mis padres de padrinos

Otro trocito de mis recuerdos esta en minas de San Serafín donde vivíamos, pues aunque en aquellos años los pastores casi todos vivian en chozos, mi padre fue un pastor privilegiado en ese sentido, aunque su trabajo era duro y sin descanso, a mis padres siempre se les veía felices. Mi padre llego a cuidar de 400 ovejas merinas y algunas cabras, Tenia tres perros de la raza Mastín Español, tuvo un zagal o dos, que le ayudaban en las tareas del rebaño, recuerdo uno de ellos, que luego la amistad que unió a las dos familias, fue muy fuerte y para siempre.

Os cuento una anécdota de este chico que no podía dejar de contar, ya que siempre que estaban juntos Miguel y mi padre la recordaban para reír un rato. Creo que el primer día que el chaval llegaba a trabajar, tendría doce o trece años, llego tan limpio y bien peinado (que mi padre que era muy guasón le dijo) ¡bueno, bueno, muy peinadito bienes tu para ser pastor! creo que el chico empezó a pasarse la mano por la cabeza hasta despeinarse, pensando que así le podía gustar mas para su trabajo.

Me gustaba ir a esperar a mi padre a la puerta de la enramada para ver pasar las ovejas de una en una, cuando una vez le pregunte como podía contarlas a todas, me explico su pequeño truco. Llevaba en la mano una piedra o chinato, por cada 25 ovejas hasta el total de las que había, y cada 25 que pasaban tiraba una piedrecita al suelo, cuando terminaban de pasar todas, no tenia que tener ninguna piedra en la mano. Así nunca se equivocaba.

Teníamos casa como todos los trabajadores de la empresa, estas eran grandes, con luz eléctrica y mucha leña la cual era fácil de encontrar por la zona, toda la que cada uno lograba acarrear para los días invierno y como no, también para verano era la única manera de poder guisar, por algo todas las casas tenían además del comedor con chimenea, una cocina pequeña fuera, para el verano.

Las viviendas en San Serafín no serian mas de seis u ocho, estaban construidas separadas, en grupos de dos, en dos en la ladera del cerro, también estaba la enrama y los pozos de la antigua mina, con una torre alta donde estaba el nido de la pareja de cigüeñas, que volvían cada año con su majestuoso vuelo y su peculiar forma de castañetear los picos para comunicarse, con su llegada anunciaban la primavera y allí permanecían junto con sus crías hasta el otoño que se marchaban para tierras mas calidas a pasar el invierno.

Se vivía bien, aunque trabajaban mucho. Mi madre se ocupaba de los animales que tenían la suerte de poder tener, estos eran, una yegua que crió una potrilla, gallinas, pavos, que después vendían, cerdos para la matanza de cada año y un huerto siempre bien cuidado con verduras, hortalizas y frutas en verano, también en invierno las coles o repollos y coliflores. Pensando en todos los recursos de que disponían, además de la leche de las cabras, mas algo de caza como conejos o perdices. (Podemos darnos cuenta que no tenían problemas para alimentarnos)
Lo que siempre eche en falta fueron juguetes y cuentos o libros, de eso no pude disfrutar mucho, solo la Enciclopedia Álvarez de la época, que me la aprendí de memoria de lo que me gustaba leer. (Pero hoy comprendo que todo lo que costaba dinero era lo que no podían darnos). Cuando alguna vez iban al pueblo a comprar, nos traían naranjas, chocolate, algo de ropa y tela para algún vestido, que también nos hacia mi madre.

Hubo muchas cosas que yo desconocía hasta que fui algo mayor. Una vez una vecina me mando a casa de otra, a por el molinillo de café. Pues se conoce que allí solo había este, porque recuerdo estar siempre con el molinillo de casa en casa, lo único que había visto moler en mi casa era malta de cebada y para mi, ese era el café que conocía, como siempre he sido muy curiosa abro la tapa y que veo, ¡dos cagarrutas de oveja! Me vuelvo a contárselo a la vecina, a decirle el descuido, y que las iba a tirar. Esta se enfado mucho y me dijo que dejara eso allí. Fue cuando supe como era el café.
¿Supongo que habréis adivinado porque dejo los granos de café en el molinillo?