11 de noviembre de 2010

Mi hermano Andres.

 Mi hermano Andres, yo la de luto
Un día contaba la venida al mundo de una niña en San Serafín.
Y once años más tarde en el mismo lugar nacía otro hermano
Cuando supimos que mi madre estaba embarazada, los tres cogimos la noticia con alegría, mi hermana y yo, esperábamos jugar con el a la mamas, cuidándole y cambiándole pañales como si fuese el muñeco que nunca habíamos tenido, mi hermano, aunque la diferencia de edad era grande, pensaba que si era niño le enseñaría a jugar al fútbol.
Se notaba en la familia que todos deseábamos la llegada del nuevo niño o niña.
A mi por ser la mayor, me tocaba ayudar a mi madre con el ajuar del futuro bebe. (Por cierto que disfrute un montón, bordando los faldones, camisitas y sabanitas de cuna) Fueron unos meses que se vivieron con ilusión organizando los preparativos de su llegada.
Llego el otoño, y con el la recogida de la bellota, una mañana temprano mi padre mi hermana y yo, nos vamos a la dehesa de Conquista, donde mi padre tenia una tierra con encinas, (esto de coger bellotas y con 13 años, era muy cansado) estuvimos todo el día.
Al volver a casa, estaba mi madre en la cama y las vecinas entrando y saliendo muy apresuradas. Enseguida comprendí que iba a nacer el niño.
No acostaron pronto, pero no podía dormir, algo raro note toda la noche, hasta que llego la mañana y una vecina pasó a despertarnos con el bebe en brazos. ¡Un niño, ha sido un niño! Y le íbamos a llamar Andrés.
Aquel día 29 de Octubre de aquel año, lo recuerdo como si hubiera sido ayer. (A el se lo conté muchas veces así como hago ahora)
Que mayor me sentía cuidando de mi hermano y ayudando a mi madre.
Hasta que empezó a andar, siempre que no estaba durmiendo, lo tenía en brazos. Eso si, con la tranquilidad de que estaba cerca la mamá.
Cuando el niño tenía 8 meses murió mi madre. Entonces se presentaba un gran problema además de la tristeza, que nos invadió a todos. El pequeño se lo tuvo que llevar una hermana de mi padre, que vivía con unos parientes en Fuencaliente. Con lo mayor que me creía cuando estaba mi madre, al faltar ella, todo se me hacia muy difícil. Tardé algún tiempo en saber organizar todo lo que conlleva una casa, y volver a tener a mi hermano con nosotros.

Pasado un tiempo mi padre se caso de nuevo, y vinieron 4 hermanos más, con lo cual Andrés pasó a ser el hermano mayor de los cuatro.
Los mayores le mimábamos porque para nosotros siempre fue el pequeño, que quedo de mi madre. Los más pequeños le veían como el hermano mayor que se crió con ellos en casa.
Todos le quisimos siempre mucho, aunque el no se dio nunca por enterado.
(Ese fue siempre su problema, que se sintió desplazado, al menos él lo pensaba así)

Cuando tuvo edad de trabajar empezó en una salchichería, y unos años mas tarde fue un buen camarero, trabajo en muy buenos restaurantes, lo mismo podía servir mesas, atender al público en la barra, o ponerse en la cocina.

El horarios de los bares han sido poco compatibles siempre con la vida familiar, con lo que llego ha tener mas contacto con amigos, y compañeros de trabajo que con la familia.

En los últimos años tuvieron que hacerle un trasplante de corazón, que le mantuvo bien unos 4 años. Al final el corazón nuevo volvió a fallar y nos dejo justo hace ahora un año, cuando acababa de cumplir los 48.
Andrés nos dejo dos hijos preciosos, una chica y un chico, que hoy siendo mayorcitos entenderán lo que cuento, y al leerlo comprobaran que fue muy querido por todos.
Este recuerdo en el aniversario de su muerte, me ha costado mucho escribirlo y e puesto todo mi corazón al hacerlo.