El pueblo de Alarcón se
encuentra situado en la provincia de Cuenca, en la región de Castilla la Mancha,
casi al límite con la provincia de Valencia.
En esta villa medieval
llena de historia y declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 1980, lo
primero que llama la atención es su Castillo, también de época medieval. Este fue propiedad
de los Marqueses de Villena, convertido en Parador Nacional desde 1964 y
restaurado posteriormente en el 2003.
Con sus trece siglos de
historia, se deja ver con toda majestuosidad desde lo lejos. Mucho antes de
llegar al pueblo de Alarcón ya impresiona la situación que ocupa encima de un montículo rocoso lleno de acantilados por
donde transcurre el río Jucar hasta llegar al embalse llamado también de
Alarcón. A estos acantilados o barrancos
se le llama La Herradura, por ser esta la forma en que el rió va bordeando el
pueblo, formando junto con su muralla una
fortaleza difícilmente accesible en aquellos tiempos.
Entrando por la llamada Puerta del Campo, subimos
a este precioso pueblo de orígenes ibéricos, que paso por romanos, visigodos y
árabes, siendo en esta ultima etapa musulmana en el siglo VIII cuando se
construyo el Castillo, y pasa a la historia con el nombre de Alarcón que quiere decir (La Fortaleza) seria entonces cuando tubo una de sus primeras épocas de esplendor,
perteneciendo al califato cordobés y después a la Taifa toledana, hasta que fue
conquistada por Alfonso IX en el año 1184.
Alarcón no solo es el
Castillo, cuenta además con un valioso
patrimonio, con edificios históricos
de gran valor arquitectónico, entre otros se encuentran las distintas
puertas de la muralla, sus Iglesias, el Ayuntamiento, la casa Villena o la casa
Castañeda.


Dejo aquí uno de los 51 ejemplos de los que se
compone el libro.
Estando un día el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le
dijo que un amigo suyo empezó a echarle piropos de que tenia mucho poder, al
poco le propuso una cosa que para él le convenía.
Patronio se dio cuenta de que esa cosa tenia engaño entonces le
contó la historia de lo que le paso a una zorra con un cuervo que tenia un
pedazo de queso en el pico. El cuervo un día se encontró un trozo de queso y se
subió a un árbol, para tomárselo más tranquilo. Entonces la zorra al ver el
pedazo de queso que tenia, la zorra empezó a pensar en el modo para quitárselo.
Entonces empezó a decirle piropos de tal forma que ya le dijo que cantaba muy
bien por lo que empezó a cantar y se le cayo el trozo de queso y la zorra se
fue corriendo. Entonces Patronio le dijo que al conde Lucanor le estaba pasando
lo mismo que le estaban echando piropos para engañarle y aprovecharse de él.